¿Cómo funciona la motivación?

Qué es la motivación
La motivación es un proceso interno que se puede definir como la voluntad que
lleva a las personas para alcanzar objetivos o realizar acciones, de manera que
pone en marcha el comportamiento. El estudio de la motivación implica los procesos
que dan energía, implica que la conducta es relativamente intensa y persistente, y
dirección, implica que la conducta tiene un propósito que se dirige hacia el logro de
algún objeto o resultado, a la conducta.

Es útil el estudio de este proceso interno porque puede predecir resultados vitales
(como el bienestar y alcanzar metas), además de poder ayudarnos a saber cómo
mejorar nuestra vida y la de otras personas.

Origen de la motivación:
La motivación suele surgir por la percepción de una necesidad, por un objetivo a
lograr. Dependiendo de cómo sean los objetivos, metas o necesidades que
queremos complacer, existirán dos tipos diferentes de motivación:

Tipos de motivación: Extrínseca vs intrínseca
La motivación extrínseca surge dependiendo de un incentivo, una recompensa o
una consecuencia atractiva, independientemente de la actividad en sí. También
puede surgir de la voluntad de querer evitar consecuencias negativas o poco
atractivas.
Este tipo de motivación nos mueve por las consecuencias que tiene, por lo que es
externa a nosotros, manteniéndose por reforzadores o incentivos externos. En el
caso de que estos reforzadores desapareciesen, es probable que la actividad que
precede también lo haga.
Un ejemplo de la motivación extrínseca sería el salir a correr con el único objetivo de
perder peso para llegar “más delgado” al verano. En este caso la persona estaría
corriendo porque busca una recompensa de su actividad. En el momento que pare,
consiga su objetivo o llegue el verano, esta acción ya no le motivará, por lo que es
probable que deje de hacerlo.

La motivación intrínseca surge de manera espontánea de nuestros intereses, de
ejercer nuestras capacidades, de buscar desafíos o de nuestras necesidades
psicológicas, ya sea sentirse libre (o autonomía), sentirse eficiente (o competencia)
o sentirse afín (o afinidad). Las actividades que presentan una motivación intrínseca
nos parecen interesantes y divertidas, por lo que no pensamos realizarla por la
consecuencia como en la motivación extrínseca.
Esta motivación es más probable que mantenga la tarea por el placer que esta nos
provoca.

Un ejemplo de motivación intrínseca sería una persona que en su tiempo libre sale a
correr porque se siente bien, autónoma, realizada y feliz, sin pensar en una posible
recompensa como adelgazar. Además, cada vez que entrena, siente que puede

correr durante más tiempo, por lo que su placer aumenta y se siente satisfecha
consigo misma.

¿Qué es mejor, la motivación intrínseca o la
extrínseca?

Primero debemos aclarar que ningún tipo de motivación, ya sea la intrínseca o la
extrínseca, son “malas” en sí mismas, sino que dependerá de cómo de presentes
estén en la vida de cada persona y en el contexto de esta.

Como hemos visto anteriormente, la motivación extrínseca está impulsada desde el
exterior, ya sea por la fuerza del premio o por la fuerza de un posible castigo. En
estos casos, podemos ver incluso a sujetos haciendo algo que no les guste
simplemente por la recompensa, por ejemplo, alguien que hace un trabajo que no le
motiva solamente por la recompensa económica que acarrea. El gran inconveniente
de este tipo de motivación es que no puede satisfacer la necesidad de
autodeterminación.

Por esto, es necesario desarrollar y cambiar desde lo extrínseco a lo intrínseco, lo
cual se puede llevar a cabo haciendo que la persona alcance niveles de autonomía
en la tarea que realiza. Sin embargo esto no es tan fácil, ya que a la hora de realizar
actividades y ponerlas en marcha, la motivación extrínseca es necesaria, en muchas
situaciones, para empezar rutinas, especialmente en niños. Pero una vez iniciada e
incorporada la acción a la rutina sería mejor que se mantuviera con reforzadores
internos, ya que conservan más tiempo la motivación.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que no existe la motivación intrínseca “pura”,
ya que siempre está relacionada con los eventos que ocurren a nuestro alrededor,
por que en la práctica la persona y su ambiente están íntimamente relacionados.

¿Cómo promover este tipo de motivación?
Uno de los objetivos fundamentales en relación a pasar lo extrínseco a intrínseco es
centrarnos en satisfacer las necesidades de autodeterminación y autonomía.

Pensar en términos de “tengo que”, “debería hacer”, etc. nos lleva a sentirnos
presionados, agobiados y a sentir que estamos llenos de tareas impuestas. Aunque
se nos pague por estas acciones en el ámbito laboral, lo que promueve la
motivación extrínseca, puede que no sea bastante para hacer que nos sintamos
bien.

Tenemos que empezar a pensar en el “quiero”, cuando pensamos en lo que
queremos satisfacer nuestras necesidades de autonomía y autodeterminación,
reforzando así internamente nuestras conductas.

Obviamente, no en todas las situaciones vamos a poder aplicar este cambio de
perspectiva, pero sí puede ser útil reflexionar sobre el por qué hacemos las cosas y
cómo podemos cambiar aquellas que no nos hacen sentir bien y son modificables.

Fases del proceso motivacional
Según Reeve en 1994, el proceso motivacional tiene cuatro etapas:

  1. Fase de anticipación: Se generan las expectativas sobre la actividad que
    vayamos a realizar, tanto las negativas como las positivas, la satisfacción o
    motivo de la acción.
  2. Fase de activación y dirección: La necesidad de satisfacer la acción aumenta
    ante el estímulo señalado. En esta fase se decide qué comportamiento
    tendremos para poder lograr nuestro objetivo. Se planifican los pasos como
    acciones para conseguir la meta o el tiempo que llevará.
  3. Fase de conducta activa y retroalimentación del objetivo: Ponemos en
    marcha el plan de la fase 2 y comprobamos que los resultados que vamos
    obteniendo se acercan o alejan a la meta que queremos alcanzar. En el caso
    de que estemos alejándonos, podemos cambiar algunos pasos o el método
    para seguirlos.
  4. Fase de resultado: Última fase en la que ya hemos conseguido la meta que
    nos habíamos propuesto y, en consecuencia, disminuye la activación.

Mantener la motivación: Refuerzos
No siempre es posible ceñirse a una motivación específica. En muchos casos, las
motivaciones internas y externas ocurren al mismo tiempo.
Si iniciamos una actividad porque nos gusta, entonces la actividad en sí es
reforzante de sí misma: nos resulta agradable, y el hecho de que se mantenga, nos
satisface a nivel personal.
Sin embargo, si además obtenemos beneficios materiales o sociales, como
incentivos económicos, entonces la motivación hacia esa actividad se verá
reforzada por partida doble.

¿Cómo podríamos definir qué es un refuerzo? En términos generales podríamos
decir que un refuerzo es un objeto o una situación determinada que puede utilizarse
con la finalidad de rectificar o cambiar la conducta de la persona.
Según Skinner, en su Teoría del Reforzamiento, existen dos tipos de reforzadores:
los positivos y los negativos.

  1. Reforzadores positivos
    Los reforzadores positivos se refieren a todas las consecuencias que
    aparecen después de la conducta y que la gente piensa que son
    satisfactorias o beneficiosas. A través de estos reforzadores positivos o
    satisfactorios, se intenta aumentar la tasa de respuesta de una persona, es
    decir, aumentar la posibilidad de realizar acciones o repetirlas.
    Esto significa que los actos reforzados de manera positiva tendrán más
    probabilidades de repetirse puesto que van seguidos de gratificaciones,
    premios o recompensas percibidas como positivas por la persona que realiza
    la acción.
  2. Reforzadores negativos
    Contrariamente a la creencia popular, los reforzadores negativos no
    consisten en el castigo, si no al revés. El uso de reforzadores negativos

busca aumentar la tasa de respuesta de la conducta mediante la eliminación
de aquellas consecuencias que la persona considere negativas.
Por ejemplo, cuando un niño estudia y saca una buena nota en el examen,
sus padres le dejan no hacer las tareas de la casa o algo que le resulte
desagradable, de ese modo el niño estudiará más para el siguiente examen
para no volver a hacer esa actividad que no le gusta.

Lucía Coleto y Lucía Latorre