Un año se acaba y comienza uno nuevo, son fechas en las que los excesos y los propósitos de enmienda para el nuevo año se entrelazan en comunión fraterna (no vaya a ser que acaben peleados). Es un tema, el de los propósitos para el año que entra, que no por manido deja de ser interesante el reparar durante unas lineas en esto e intentar dar un poco de sentido al aparente bucle en el que nos vemos imbuidos cada Navidad.
¿Cuál es el proceso por el que pasamos?, ¿qué aspectos son importantes en este sentido?, ¿por qué nos cuesta poner en marcha lo que a priori parece claro que vamos a hacer?.
Estamos hablando de formas de pensar, de auto engaños, de procastinación (más comúnmente conocido como “ya si eso lo hago mañana”). Pero ¿qué es lo que nos lleva a tomar una serie de decisiones que luego no ponemos en marcha?.